RONDALOSA OFRECIÓ SARDINAS ASADAS, COMO EN NUESTRA NIÑEZ
TRAÍDAS DEL CANTÁBRICO
Al lado de su sede, a
pocos metros, en la Plaza Martínez Zaporta, la Peña Rondalosa ofreció una
degustación, que le es muy familiar, como es el bocata de sardina asada, que suele presentar en los “sanmateos”. Los peñistas le tienen
cogido el truco y les sale para comerla en un periquete, una o dos raciones,
que, a los madrugadores, que están solo con el café, les sabe a poco una ración
y repiten.
La sardina admite varias elaboraciones pero la más sencilla es irse por la forma tradicional: se asa, se coloca la sardina sobre el pan y a la boca sin más preámbulos. Es lo que hicieron los componentes de la peña que añadieron su charanga para calentar el ambiente. Uno de sus miembros se prestó gustoso a obsequiar a los músicos con una bandeja del exquisito pincho.
Las sardinas se traen del mismo Cantábrico con lo que tiene ese sabor característico del mar del norte tan añorado de nuestra niñez, al que recurrían nuestras madres y nuestras abuelas.
Nada que envidiar como aperitivo, bien acompañado de un buen Rioja.


